En nuestra Comunidad Chorrillana, ante la proximidad de las elecciones vecinales, se observa un inusitado interés por la construcción de consensos y la unidad programática. Lo que no se tiene claro es: ¿En torno a qué y con quiénes?. Para ello se necesita una agenda o mejor dicho una hoja de ruta; por lo que se me ocurre en la presente nota, discernir y reflexionar con Usted amigo lector, sobre la trascendencia de la descentralización y gobierno local.
Entre una de las grandes tareas de nuestra Comunidad de Chorrillos y la de cada uno de los actores que aspiran al ejercicio de gobierno local, destaca la de establecer las bases del debate sobre la descentralización. Para lo cual, es clave reconocer que la descentralización no es un fin en sí mismo, sino un medio para mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía, en aspectos de bienestar, educación, salud, medio ambiente, turismo, seguridad ciudadana entre otros. Este artículo reflexiona sobre las dificultades que encontramos a la hora de conseguir consensos en el debate sobre el proceso de descentralización en marcha y presenta algunas fórmulas para revitalizar esta discusión y profundizar en ella.
El debate per se, es complejo por varias razones. En primer lugar, se trata de un término muy amplio que no se define de la misma manera en todas las latitudes del planeta. Para lograr consensos, hay que hacer un esfuerzo para homogeneizar los términos de la discusión, intentando establecer las bases de un debate abierto y diverso que reduzca la polisemia y contribuya a consolidar el uso de conceptos claros.
En segundo lugar, se trata de un concepto con una gran carga política, de manera que el uso que se hace depende de la historia y los valores a los que se haya asociado en cada país, he allí, la necesidad de conocer la evolución de lo que han sido las municipalidades a lo largo de la historia del Perú. Actualmente, no es lo mismo hablar de descentralización en Chile que en Alemania. Las tensiones vinculadas a la redefinición de la estructura territorial nacen del proceso histórico que ha conducido a la adopción de reformas. Estas tensiones no son fácilmente superables, pero hay que hacer un esfuerzo para reconocer e intentar que no interfieran en los debates.
Finalmente, y con independencia de los dos puntos anteriores, el debate sobre la descentralización a menudo se convierte en un arma en el seno de la administración pública. Más allá de la carga política e histórica de estos conceptos, en muchos casos no hay lugar para una discusión real sobre estos temas, ya que se trata de una lucha por el poder. Es básico reconocer que hablar de descentralización implica hablar de distribución de poder. Sin embargo, hablar de descentralización supone, también-y principalmente-, hablar de gestión de recursos, desarrollo territorial y prestación de servicios, equidad social, lucha contra la pobreza social, gestión del medio ambiente, etc.,. Es, esta última parte la que hay que potenciar para descargar el debate de elementos que a menudo bloquean el progreso de la discusión.
Pese a estos obstáculos y ante la inquietud de los actores por la construcción de consensos y unidades programáticas, es muy importante fomentar la discusión y elaborar algunas definiciones en materia de descentralización, tales como las siguientes:
"Proceso de reorganización o reconstrucción del Estado y transferencia gradual de competencias, originariamente concentradas en el Gobierno central, y de los recursos necesarios para el ejercicio de éstas, a otras esferas territoriales de gobierno, ya sean gobiernos regionales o locales. El principio fundamental sobre el que se basan estos procesos es la afirmación inequívoca, de que la toma de decisión y la ejecución de las mismas, son más eficientes, cuando son asumidas por la instancia más cercana a la población.
A partir de esta definición, podemos reconocer varios consensos. El primero y el más importante es que los gobiernos locales son parte del Estado. Esto implica la aceptación de que forman parte de la estructura del Estado y que, por tanto, deben gestionar recursos y proveer servicios a la ciudadanía. Para hacerlo, es necesario que la legislación de cada estado reconozca las funciones de cada nivel de gobierno. Finalmente, es esencial que esta esfera del Estado disponga de los recursos necesarios (económicos, materiales y humanos). Estos consensos -que podríamos llamar autonomía local- no hacen más que reconocer la existencia de los gobiernos locales, así como la pertenencia de su facultad para llevar a cabo las funciones que se hayan acordado y plasmado en la constitución y en su correspondiente Ley Orgánica. Se trata de consensos básicos y generalmente aceptados, pero no siempre fáciles de implementar.
De la definición presentada también se deduce otro consenso, algo más complejo y no tan comúnmente aceptado: Ley de Bases de la Descentralización – Art. 14, inc. a) Criterio de subsidiaridad. El gobierno más cercano a la población es el más idóneo para ejercer la competencia o función, por consiguiente el gobierno nacional no debe asumir competencias que pueden ser cumplidas más eficientemente por los gobiernos regionales, y éstos a su vez, no deben hacer aquello que puede ser ejecutado por los gobiernos locales, evitándose la duplicidad y superposición de funciones. Este principio parte de la base que cada nivel de gobierno debe encargarse de lo que puede hacer mejor. Son muchos los expertos que han reconocido este principio y destaca la importancia que tiene en la Unión Europea desde el año 1992, cuando fue incorporado como norma general en el tratado de Maastricht de la Unión Europea. El artículo A del Tratado establece que, la Unión adopte "las decisiones de la manera más cercana posible a los ciudadanos”.
Como parte de esta compleja tarea, nosotros estamos convencidos de la existencia de otros consensos que hay que discutir y sobre los cuales hay que seguir trabajando para que sean ampliados y reforzados. Se trata de la importancia de la descentralización para el desarrollo local o, lo que es lo mismo, la vinculación entre descentralización y desarrollo. A pesar de que el binomio descentralización y desarrollo sigue sin aceptarse de forma general, nuestros análisis confirman que los países más descentralizados tienden a ser los más desarrollados. Sirve como ejemplo el caso de los países escandinavos, que se encuentran entre los más desarrollados y donde los gobiernos locales gestionan cerca del 40% del PIB. En cualquier caso, la correlación entre descentralización y desarrollo es muy intensa y compleja, por lo que entre nosotros, que aspiramos a ser gestores, es imprescindible estudiar este ámbito.
Para terminar, múltiples son las tareas que hay que consensuar de manera participativa, desde la comunidad y también desde su instancia de gobierno local, de abajo hacia arriba, para ello es pertinente conocer y dominar su marco legal normativo, las luces y sombras, sobre el actual proceso de descentralización, las formas de ejercer el liderazgo y en especial de la formulación de los Planes de desarrollo Local.
Construir un espacio abierto de diálogo con ética, valores y en donde se consagre el respeto y la seguridad de las personas, opuesto a toda forma de corrupción.
viernes, 12 de marzo de 2010
Consensos sobre Descentralización y Gobierno Local
de bienvenida a Chorrillos
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